Actitudes destructivas en la adolescencia (Parte 1)

Per: Teresa Cataldo

Artículo publicado en Social.cat, medio especializado en la educación social.

 

Martes, 11 de enero de 2022 | 08:30

 

Si estáis leyendo este artículo es porque, de alguna manera, hemos podido identificar alguna actitud destructiva en vuestra hija o hijo.

Aislamiento, mentiras, chantaje emocional, pataletas, exigencias, abucheos, gritos e insultos de la nada, ira. Autolesiones, golpes, manipulación, tristeza extrema, depresión.

Me gustaría compartir con vosotros algunas de estas actitudes que he encontrado en mi consulta para que quizás, por un lado, no os sintáis solas y, por otro lado, puedo ofreceros alguna herramienta para que podáis gestionar estas situaciones.

 

AISLAMIENTO

El aislamiento es muy común en esta etapa. Entran y se cierran en la habitación y apenas salen para comer. O mantienen una buena relación familiar, pero no hablan de ninguna amistad. Descubrimos adolescentes solos, sin amigos, y que no tienen intención de hacerlos.

En estos casos es importante el acompañamiento emocional, y a la vez ofrecer herramientas para construir relaciones. Las causas comunes para que un adolescente no tenga amistades son variadas. A veces por una idea equivocada de lo que es la amistad, la baja autoestima, la extrema vergüenza o simplemente porque tienen pocas oportunidades de relacionarse. El uso indebido de pantallas, la falta de espacios para relacionarse y últimamente la pandemia son las causas más recientes de los adolescentes que acompaño.

A veces con una solución tan sencilla como gestionar el uso del móvil y buscar una actividad extraescolar, podemos resolver gran parte de este problema. Si aún así, nada cambia, quizás sea necesario que con la ayuda de un profesional, como una educadora social, pueda recibir las herramientas que necesita para desarrollar habilidades sociales.

Si observas que esta soledad se acerca a la depresión (no quiere comer, no se levanta de la cama y tiene muy baja energía, ha perdido de interés en las actividades que antes le gustaban) un buen apoyo psicológico sería la mejor solución. Pero de este tema hablaré más extensamente en otro artículo.

 

MENTIRAS

Mentir es ocultar la verdad, sea omitiendo información o inventando una nueva realidad: tergiversando, exagerando, disminuyendo, haciendo falsas promesas y mil formas más. Recomiendo mucho ver cómo nos relacionamos, como adultos, con la mentira. Quizás nosotros somos nuestros peores enemigos y nuestra maestría mintiendo (nos), haya llevado a nuestros hijos e hijas a aprender de nosotros. Aun así, la mentira en la adolescencia tiene un claro objetivo: salirse con la suya.

Es importante fomentar la confianza mutua entre toda la familia. El mensaje que conviene enviar es: si mientes, me enfadaré sobre todo por la mentira. Si me dices la verdad, veremos de qué manera solucionas (tú) el error y cual es mi papel acompañándote (atención!, no dando soluciones). Se trata de que, a medida que van creciendo, aumente la libertad, y también las consecuencias de sus actos y por lo tanto, su responsabilidad. No es que queramos que aprendan a golpes, sino que ejerzan su libertad, con todas las consecuencias.

Recuerda: tu hija/hijo no es una mentirosa, está aprendiendo, se está formando y, en consecuencia, tiene mucho tiempo por delante para aprender y dejar de mentir.

 

MANIPULACIÓN, RAPTALETAS Y CHANTAJE EMOCIONAL

He unido estos términos porque suelen ir de la mano. La imagen de la manipulación y el chantaje es la del gatito de Shrek con los ojos grandes y llorosos.

Las pataletas en la adolescencia son más sutiles que las de un niño gritando tirado en el suelo del supermercado ante las patatas fritas. Se acercan más a: me enfado si me dices que no (llegando a llorar o a gritar), tengo mala actitud y hago las cosas con desgana o mal, por ejemplo, tardo una eternidad en barrer o limpiar los platos.

Frases como “no haberme tenido”, “a mis amigos no los hacen hacer esto que me pides”, “solo ves las cosas malas”, son habituales en estos casos.

Podemos sentarnos y reflexionar sobre lo que nos dicen, pero si al hacerlo vemos que no tienen razón, es puro chantaje. Tengo que decir que esto se aprende, no se nace sabiéndolo. Por lo tanto, es imprescindible revisar las actitudes de los miembros de la familia y descubrir quién es la fuente de este aprendizaje y si se puede corregir.

Por otro lado, siéntate con ella o él y explícale qué entiendes este comportamiento e informarle que no caerás es imprescindible. Pero no debemos hacerlo si las cosas están calientes, sino con calma y en un espacio seguro para los dos. Una palabra clave para indicarle que te das cuenta cuando lo hace y que entienda que no ha funcionado será suficiente. Hace falta mucha persistencia.

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