Artículo publicado en Social.Cat
Martes, 15 de febrero de 2022
Debería haber seguido con la segunda parte del artículo anterior “Actitudes destructivas en la adolescencia”, pero ayer fue 14 de febrero y no podría imaginar una mejor fecha para hablar de este tema. Durante los diez años que hicimos el taller de “Cómo aprender a ligar” y “Espai chica” en el Espai Jove, accedí a la intimidad de las relaciones entre adolescentes. Desgraciadamente, las partes tóxicas de éstas, no han variado desde entonces, según las observaciones en mi consulta.
Han surgido nuevas prácticas, desconocidas por mi generación (soy de 1974) que ni siquiera nos imaginamos hasta dónde llegan: el acoso y control por las redes sociales y el móvil. Si añadimos la influencia de las canciones de moda, el modelo patriarcal y la socialización en el amor romántico tenemos una bomba muy peligrosa que hace que algunas personas jóvenes tengan ciertas creencias arriesgadas:
- Dentro de la relación entra poder pegarnos (el uno al otro) alguna vez.
- Si está celoso/a es porque me ama, y cuanto más celos tenga, mayor es su amor.
- Si envío un WhatsApp, me debe contestar (y yo también) enseguida y si me lee y no me contesta puedo enfadarme y montar un pollo enorme.
- Es normal controlar todos los movimientos y comentarios a través de las redes sociales dentro de la pareja.
- Dejo a un lado todo mi círculo y nos cerramos en nuestra relación.
- Sin darme cuenta, me vuelvo totalmente dependiente de ti y esto es la máxima expresión del amor.
El amor mueve montañas, con el amor todo se puede, morir de amor, soy todo tuyo, te protejo y soy tu salvador. La literatura está llena de estas ideas y las mamamos desde pequeñas, y no quiero dejar de mencionar que además sigue un modelo heteronormativo patriarcal, porque en los cuentos tradicionales, el amor entre personas del mismo género, no existe.
El príncipe azul, fuerte salvador, que gracias a él, y que lo ha escogido, Blancanieves, Cenicienta y todas las figuras femeninas vivirán felices para siempre formando una naranja entera y después una gran familia de las que ellas cuidarán. No estoy diciendo nada nuevo, lo sé, pero me gustaría que entendiéramos que dentro de las relaciones en la adolescencia hay una confusión enorme entre: amor y deseo, sexo y pornografía, control y posesión con cariño, la intimidad con una relación, el enamoramiento con el amor y el fin del enamoramiento con el fin de la relación, tener pareja con aislamiento o incluso desaparecer; y las relaciones de pareja con la exclusividad.
Se podría pensar que es cosa de niños, pero las primeras experiencias en las relaciones de amor o sexuales son mucho más importantes de lo que pensamos a la hora de construir la identidad. Tienen un peso muy grande sobre la autoestima y marcan el camino de la que podría ser una de las partes con mayor peso de la vida de la mayoría de las personas: las relaciones humanas.
¿Qué podemos hacer?
Seleccionar las películas, series y libros que miran durante infancia y después dejarlos elegir, pero acompañarlos para poder denotar los puntos de amor tóxico que observamos, con medida.
Observar. ¿Está más pendiente del teléfono? ¿Se enfada si no le contesta enseguida? ¿Ha dejado de ver su círculo de amistades habitual? ¿Quiere dejar las actividades extraescolares? ¿Cómo se relaciona con la pareja en casa?
Escuchar. ¿Cómo describe su relación? ¿Relata grandes discusiones y después fantásticas reconciliaciones? ¿Cómo define las relaciones de pareja? ¿Qué opinión tiene de las relaciones tóxicas de las series o películas?
Aprender. Es mejor estar al día. Hay talleres, libros, charlas en torno a las relaciones tóxicas por madres, padres y jóvenes que están a su alcance. Normalmente, puede encontrar información en los espacios para jóvenes de su ciudad o pueblo y evidentemente en las redes. Somos muchas las profesionales que nos dedicamos a trabajar en profundidad este tema.
Hablar. Es importante que entiendan que las relaciones no tienen una sola forma y norma establecida. Las relaciones se construyen entre las personas que forman parte y las normas se escriben sobre la marcha en función de lo que quieren (y no quieren) ambas partes.
Teresa Cataldo
