Publicado en prensa en Social.Cat
Viernes, 27 de mayo de 2022 | 08:45 h
Se acerca el período de vacaciones de verano y con éstas aparecen las dudas: deberes o no deberes. Si han quedado asignaturas pendientes o el joven o niño va con retraso en alguna asignatura es fácil resolver la cuestión, pero ¿qué ocurre si no es el caso?
Los deberes de verano son siempre un tema polémico en el campo educativo. Hay teorías que sostienen que es mejor descansar todo el verano, aprovechar desconectar de toda la parte académica y trabajar. Hacer otras cosas: viajar, una estancia en el extranjero, participar de un campus deportivo. Hay también familias que prefieren aprovechar el verano para tapar los agujeros que quedaron pendientes durante el curso, realizar algún curso para ganar nuevas habilidades, a menudo de idiomas, música, danza, teatro.
Mi recomendación es mixta. Es imprescindible disfrutar de las vacaciones. Se pueden realizar planes adaptados a todos los bolsillos, con un bocadillo y una tarjeta de transporte o la bici, si vives cerca de la playa tienes para un día de playa maravilloso, y si te llevas el frisbee, una pelota o las palas ya ni te digo.
Además, casi todos los pueblos y ciudades cuentan con programación gratuita de verano. Conciertos, exposiciones, talleres, fiestas mayores… Eso sí, es necesario surfear un poco por la red o ir a los stands de información turística. Pero invirtiendo algo de tiempo tienes oferta cultural gratuita por semana.
Pero cambiando de tema, ¿los deberes? Una hora al día bien aprovechada, y media hora de lectura antes de la cama basta para llenar los agujeros pendientes del curso, reforzar y no perder el ritmo. De lunes a viernes y el fin de semana se mantiene la lectura. Leer un rato antes de dormir, en vez de mirar el móvil, ayuda a desconectar, bajar las revoluciones y descansar mejor.
Se puede dividir la hora en dos partes o dejarla entera, y planificar qué asignaturas y qué temario realizarán semanalmente. Se puede incluir, a esa hora, algún dictado y/o un diario de vacaciones, donde redacten, y después corrijas, lo que les va pasando en su cotidiano. De esta forma ¿tendrán quizá un bonito recuerdo de aquellos maravillosos años?
Para los mayores, los que han terminado bachillerato o ciclo y son mayores de edad, recomiendo mucho la experiencia de trabajar en el extranjero como au pair o de camarero mediante alguna agencia. Aprenderán a salir del huevo, un idioma y se despertará el deseo por aprender lenguas para viajar más. Cuando vuelvan, apreciarán mucho más toda la ayuda y acompañamiento que reciben en casa, sabrán moverse con autonomía, apreciarán la cocina casera de papá y mamá y serán más ordenadas con sus cosas. Suena a milagro, pero es cierto. El departamento de juventud suele tener un punto de asesoramiento para las familias al respecto. No es nada caro, y muy provechoso.
Es también tiempo para tener la primera experiencia laboral: canguros, clases, monitorización, camarero, o echar una mano (con horario) al negocio familiar. Esto ofrecerá también la oportunidad de aprender a gestionarse económicamente y valorar el esfuerzo familiar hasta el momento, además de la gestión del tiempo y del cansancio. Como orientadora siempre digo que es mejor que les despidan de los primeros trabajos, que del trabajo de su vida.
La teoría es fácil, pero ¿cómo ponerla en práctica?
Recomiendo sentarte y pactar, hacer un horario marco que incluya todo: deberes, tiempo libre, salidas con amigos, tareas de casa, trabajo… Así también podrás tener una idea de cómo se organiza y cómo funciona la vida de tu hijo o hija. Es importante que se entienda que el horario es un marco, no debemos ponernos rígidos y si salen planes especiales, es necesario mostrar flexibilidad y elegir lo más importante para recuperarlo, pero no todo. Tampoco es necesario estresar o hacer que se sientan desbordados, porque si no en vez de aprender a gestionar el tiempo, creerán que son incapaces de hacerlo bien.
Mi experiencia personal y profesional respecto a las vacaciones de verano con un horario pactado es muy positiva. Requiere estar encima y supervisar que se cumplan los acuerdos, pero con mirar juntos el horario es suficiente para que vean qué tienen pendiente, evitando así los momentos de disgusto o discusión.
Teresa Cataldo
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